OFRANEH

ORGANIZACION FRATERNAL NEGRA HONDUREÑA

PUEBLO GARIFUNA

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DEL TITULO DEL CARIBAL DE PUNTA HICACOS A LA LEY DE PROPIEDAD


Para el el año de 1882 los vecinos de la comunidad de San Antonio solicitaron a la Administración de Rentas de la ciudad de Trujillo un título de propiedad para las comunidades de Guadalupe, Santa fe de Punta Hicaco y San Antonio; denunciando como propiedad a los terrenos nacionales ubicados entre Betulia y los terrenos del Sr. Juan Fons. El título que fue concedido en 17 de enero de 1885 con una medida de 11 y 1/4 de caballerías de tierra, convirtiéndose en el primer reconocimiento jurídicos a las comunidades garífunas de Honduras.


Es importante recalcar el uso del término caribes en el documento expedido, realzando el bagaje cultural afroindígena de nuestro pueblo el cual para esa fecha se acercaba a un siglo de su presencia en la costa norte del país. El título concedido a las tres aldeas fue de carácter comunitario, reflejando los usos y costumbres que nuestro pueblo adquirió en la isla de San Vicente


Los vecinos de los caribales de Punta Hicaco cuando introdujeron la petición, ofrecieron comprar las tierras al gobierno, estas les fueron concedidas como ejidos municipales, dado que la ley del 17 de enero de 1867 prohibía las ventas de terrenos situados en el litoral de ambos mares hasta la latitud de una legua.


Para el pueblo garífuna de Honduras el año de 1885 es el inicio del largo y tortuoso proceso de titulación comunitaria del territorio que hemos ocupado durante 208 años. Este se ha venido menguando a través de las presiones efectuadas por la presencia de las compañías bananeras, asentadas en la costa norte desde finales del siglo XIX, y de las fuertes presiones de empresarios y frentes de colonización agrícola a lo largo del siglo XX.


Al arribo y expansión de los garífunas a las costas de Honduras, fuimos ocupando las desembocaduras de los ríos, encontrándose la mayoría de la costa deshabitada, ya que los pech - pueblo indígena de origen macrochibcha - se habían replegado ante la presión de los miskitos, los que ejercían el esclavismo con otros pueblos del litoral caribeño.


Los garinagu fuimos ocupando lo que fuera Terra Nullius (tierra de nadie) y con la aceptación de parte de la Corona de España y luego los gobiernos republicanos, las comunidades comenzaron a florecer a lo largo de la costa sin encontrarse con objeción alguna. Es hasta el arribo del auge bananero que se comienza a sentir las presiones territoriales y diferencias culturales con los recién llegados, muchos fueron atraídos por la oferta laboral alrededor del llamado oro verde y otros más se dedicaron a descombrar y laborar sus propias parcelas


Para los ancestros el sentido de la propiedad sobre la tierra difería a los conceptos practicados por los mestizos y extranjeros que se afincaron posteriormente en la costa, imponiendo nuevas costumbres en el manejo de los recursos naturales y en la posesión de la tierra. Paulatinamente la costa se fue poblando y nuestra población se replegó sin ofrecer resistencia alguna.


La Standard Fruit Company, Tela Rail Road Company y Trujillo Rail Road Company recibieron enormes extensiones de territorio a cambio de la construcción del tendido férreo, siendo afectadas algunas de nuestras comunidades las que vieron buena parte de su hábitat funcional desaparecer a manos de las transnacionales.


La presencia de las compañías bananeras implicó para las comunidades garífunas vecinas a los puertos fuertes cambios en lo patrones económicos, desplegándose una inserción en el mercado laboral , convirtiéndose buena parte de la población masculina en estibadores y mano de obra en la construcción de las líneas férreas.


El reclamo de títulos por parte de los caribales de Punta Hicacos fue una medida de protección ante el empuje de las bananeras y de compañias como las de la Casa Binney Melhado y Co, la familia O' Gleen, las que reclamaban parte de las tierras pertenecientes a las comunidades de la Bahía de Trujillo.


El resto de las comunidades fueron obteniendo sus títulos de tierras de forma paulatina. Para el año de 1889 se extendió el título de la Puntilla de Castilla a favor de las comunidades de Cristales y Río Negro, en 1915 se tituló la comunidad de Iriona Puerto y Travesia, en 1921 Limón y Santa Rosa de Aguan, para 1922 Punta piedras y Cusuna, en 1936 Sangrelaya, Tocamacho y los ejidos de Bacalar, y en 1950 se logró el de Triunfo de la Cruz.


En el año de 1992 se emite la Ley de Modernización Agrícola - basada en los principios de la contrarreforma agraria - cuando se comienza un nuevo proceso de titulación de las comunidades garífunas. A pesar que los títulos ancestrales ya estaban debidamente registrados, se emitió de esta forma título sobre título, en contra de los intereses de las comunidades que vieron sus hábitats funcionales pasar a ser tierras nacionales o áreas protegidas.


Los títulos emitidos a principios de siglo XX rezaban como la colindancia norte el mar caribe, siendo suplantados por los títulos emitidos por el INA con un simple playa de por medio del mar caribe. Y en algunos casos como en el de Cusuna y Punta Piedras señalaban al Río Sico como Colindacia sur, convirtiéndose en un escueto tierras nacionales cercenando los trabajaderos habituales de las comunidades.


La titulación efectuada por el INA en la década de los 90 se enmarca en los parámetros de la contra reforma agraria, sirviendo a los intereses de la elite dominante y sus inversiones en la siembra de palma africana y ganadería extensiva. Para el año 94 en la administración de Carlos reina se da luz verde a la apertura de los Ríos Sico y Paulaya como zonas de colonización agrícola, sirviendo de válvula de escape a la crisis inducida por la Ley de Modernización Agrícola, la que permitió la venta de las cooperativas campesinas que habían surgido como producto de la reforma agraria de los años 70.


Cientos de familias campesinas se instalaron entre los Río Sico y Paulaya, zona de amortiguamiento de la Biósfera de Río Plátano, los que se fueron adueñando de la margen norte del río, tierras utilizadas por las comunidades garífunas de las comunidades de Iriona. La diferencia abismal que existe en el manejo de los recursos ha traído constantes roces entre garífunas y campesinos, dedicándose estos últimos a la ganadería y el corte de madera.


El sistema tradicional de rotación de cultivos, conocido entre nuestro pueblo como el barbecho, se ha visto cuestionado de forma severa por los campesinos, los que consideran este método obsoleto y lo relacionan con una supuesta ¨haraganería del moreno". Los terrenos en barbecho y las áreas consideradas de reserva como las cuencas hidrográficas, pasaron a ser objeto de invasiones o talas sistemáticas por parte de los campesinos ávidos de tierra para dedicarlas a la ganadería.


Otro de los factores que ha acelerado las presiones territoriales sobre la zona de iriona, es el supuesto enorme potencial de hidrocarburos localizados en los humedales a lo largo de la costa, al mismo tiempo que la explotación de maderas de color en los Ríos Sico, Paulaya, Plátano y Patuca han servido como señuelo para que los madereros descombren las zonas de reserva y sean después las tierras vendidas a ganaderos foráneos.


Los títulos otorgados durante las décadas de los 90 y en este siglo, han sido motivo de crítica ante la exclusión del hábitat funcional de las comunidades, limitando el reconocimiento sólo al caso urbano de las aldeas, con la esperanza de una extensión y saneamiento de dichos títulos. Existe sólo un ejemplo de saneamiento obtenido durante la última década y ha sido en la comunidad de Sambo Creek, donde después de múltiples acciones de presión, los líderes de esa comunidad pudieron lograr que el INA recomprara a un foráneo de la comunidad las 10 manzanas de tierra otargadas a precio de oro. Cabe señalar que las 10 manzanas compradas por el INA fueron obtenidas de forma fraudulenta por el supuesto propietario, ya que compró un predio de 40 manzanas en la comunidad y registró 50 manzanas de tierra.


A partir del 2004 el Banco Mundial ha venido financiando un proyecto de individualización de las tierras indígenas y negras del país, por medio del PATH (Proyecto de Titulación de Tierras de Honduras). El controvertido proyecto viene a finiquitar las comunidades garífunas al atomizar las tierras ancestrales remanentes.


La individualización de la propiedad comunitaria ha sido aplicado en otros países - tal como lo ha hecho el PROCEDE en México- conllevando a una mayor pobreza y desintegración de las comunidades. No existe ejemplo alguno en el planeta que a través de individualizar la propiedad entre pueblos que han utilizado el sistema comunitario logren erradicar la pobreza. Al contrario, la individualización conduce a la venta de los predios y a una migración hacia los centros urbanos, situación que deriva en la perdida de la cultura y fomenta la miseria

HISTORIA DE LA “TITULACION”


A partir del arribo de los garifunas a la Isla de Roatán en 1797 y el posterior traslado a  Trujillo,  ciudad que había sido repoblada años atrás por el Intendente Ramón de Anguiano (1), comenzónuestra presencia definitiva en el istmo mesoamericano. Ya para el siglo XVIII, los Pech - población vernácula del caribe hondureño - habían abandonado la costa buscando refugio en las montañas y así evitar caer en la fauces de los miskitos, los que en aquel entonces protegidos por los británicos se dedicaban a la piratería y al trafico de esclavos a lo largo de la costa mesoamericanas.


Los garífunas en el albor del siglo XIX nos comenzamos a diseminar a lo largo de la costa - la que prácticamente era Terra Nullius - asentándonos en las desembocaduras de los ríos y esteros, dedicándonos a la pesca y agricultura de subsistencia. La participación de nuestro pueblo en un levantamiento en contra de las fuerzas de Francisco Morazán en 1830 y posteriormente en 1831, provocó una inmediata  diáspora, la cual cesó a partir de la amnistía decretada en 1841 por el General Ferrara (el mulato de hierro), permitiendo el retorno de los “sediciosos” a Honduras.  



La titulación de las comunidades se dio inicio en el año de 1887 cuando se recibió de manos del gobierno republicano el primer título ejidal a favor los caribales de Punta Icaco (Santa Fe), San Antonio y Guadalupe. A partir de esa fecha comienza el reconocimiento territorial de nuestro pueblo. A medida que las compañías bananeras se fueron estableciendo en la costa norte de Honduras, y el tendido férreo se fue extendiendo, las comunidades comenzaron a sufrir la pérdida de sus territorios los que pasaron a manos de las compañías extranjeras las que recibieron enormes extensiones de tierra a cambio de cada kilómetro de línea de  ferrocarril  establecido.


Nuestra presencia en Mesoamerica se ha ido sintiendo en la medida que la diáspora ha continuado a lo largo de la costa caribe. En la actualidad las comunidades garífuna se extienden desde  Dangriga Belice hasta la Fe y Orinoco en Nicaragua, sin que los Estados-Nación  nos hayan conferido ningún tipo de reconocimiento como pueblo transfronterizo.


El territorio está ligado a la preservación cultural. Es definitivo que si perdemos nuestros hábitats o lo dejamos atomizar nuestras comunidades - como pretende el Proyecto de Administración de Tierras de Honduras, PATH, y la Ley de Propiedad (2) - perderemos de forma definitiva nuestra cultura.


La OFRANEH presentó una petición ante el Panel de Inspección del Banco Mundial, para rectificar la posición asumida por Proyecto PATH y la creación de una instancia a partir del mencionado proyecto denominada Wadabula, en la cual se están respaldando político y empresarios para contribuir a la división del pueblo garífuna y consecuentemente permitir la individualización de la propiedad en las comunidades, las que sufrirán el efecto dominó en cuanto a las ventas de tierra, diluyendo de esta forma los territorios ancestrales.


Existe una tendencia en el istmo a  través de al Proyecto Mesoamerica (ex Plan Puebla Panamá) de apropiarse de los territorios de los pueblos indígenas y negros  y desplazar a las comunidades. Una gama de proyectos hidroeléctricos, turísticos,  de exploración y explotación de hidrocarburos, tendidos de redes de interconexión eléctricos y canales secos, vienen a cambiar los patrones de producción y dinámicas territoriales que vienen a afectar severamente a los 58 pueblos que habitan mesoamérica.


La mayoría de estos proyectos no han sido consultados con las comunidades locales y pueblos indígenas, afectando el futuro de los pueblos y su preservación cultural, siendo desdeñada la opinión de estos al declararlos enemigos del desarrollo e ignorando convenios internacionales y leyes nacionales que protegen al medio ambiente y a los derechos de los pueblos.


La lucha en defensa del territorio es para la OFRANEH una de las mayores preocupaciones que ocupa a nuestra organización y una de las metas primordiales. Sin territorio la cultura garífuna no tardará mucho tiempo en diluirse, convirtiendo a nuestro pueblo garífuna en simples afrodescendientes.


(1) Trujillo fue reducida a cenizas por los Ingleses provenientes de la Isla de Providencia en el año de 1641,como represalia a una incursión efectuada en contra de los asentamientos de puritanos establecidos en esaisla, los que fueron arrasados por una expedición armada proveniente desde Cartagena. Los españoles optaron por repoblar Trujillo a partir de 1770. El Intendente De Anguiano aceptó de buen agrado la presencia de los garífunas, como un comodín para frenar las incursiones de miskitos e ingleses asentados en el Río Sico


(2) La Ley de Propiedad en su artículo 100 admite la posibilidad de finiquitar los títulos comunitarios,situación que dará lugar a un efecto dominó en las ventas de la tierra comunitarias, creando un éxodo más para nuestro pueblo.